5/5/10

DÍA 13: LOST IN TOKIO (PARQUE UENO, AMEYAYOCHOKO, JARDÍN HAMARIKYU, TORRE DE TOKIO E IKEBUKURO)(LUNES 17-08-09)

Nos levantamos a las 8:20 sin saber que iba a ser uno de los días más duros y agotadores que pasamos en Japón. Lo empezamos bien, desayunando un bollo y Van Houten mientras hacíamos zaping en la TV.
Sobre las 9:05 salimos de la habitación y nos encontramos con la señora de la limpieza que estaba limpiando enfrente de nuestra habitación; nos fijamos que en esa habitación era de estilo occidental y no oriental como la nuestra.
Al bajar a recepción y darle las llaves al recepcionista, nos comentó que tenían servicio de desayuno en el hotel. Creemos que lo dijo por que siempre nos veía con bolsas de comida subirlas a la habitación, y a lo mejor se creía que no nos acordábamos de que tenían servicio de desayuno en el hotel. De todos modos siempre dejábamos los paquetes de comida vacíos( de ramen, shushi, botellas de coca cola, Van Houten, etc.) metiditos todo en una bolsa y dentro de la papelera de la habitación. Le dimos las gracias al recepcionista por la información de los desayunos y nos fuimos. Además lo que le dejamos el último día en la papelera no creo que tuviesen quejas y estarían muy contentos, pero eso ya lo contaremos cuando llegue su día.
Cogimos la Yamanote line en Nippori para ir al parque Ueno que estaba a tan solo 2 paradas.
Una vez llegamos a la estación, miramos la guía que nos hizo Gus para saber por que salida había que ir para salir a la calle del parque. Una vez salimos al exterior, cruzamos una carretera para ir al parque Ueno que estaba al lado.
No había mucha gente por la zona, no sabemos si era por el día o por la hora, pero en comparación con otros sitios que estuvimos, no había gente.

Mientras nos guiábamos por un mapa que llevábamos del parque para ir al Museo Nacional de Tokio, estuvimos dando un paseo por el parque Ueno: pasamos al lado de una pequeña feria donde vimos un tiovivo con un montón de Doraemons para montarte en ellos, una estatua del profesor Ueno, otra de Saigo Takamori llamado el último samurai , un personaje histórico que estuvo presente durante toda la modernización del imperio de Meiji y que se dice que este personaje fue la base para la película del mismo nombre interpretada por Tom Cruise. Pasamos por una garita que realmente era una mini-comisaría, y gusto casi al llegar al museo Nacional, pasamos por otro museo que creemos que era el de ciencia naturales por que en la entrada al museo había una reproducción a tamaño real de un cachalote enorme.

Cuando estuvimos apunto de llegar al museo Nacional de Tokio, vimos a un vagabundo bailar solo un balls en medio del parque to feliz. Cuando llegamos a su altura, el seguía bailando tranquilamente sin molestar a nadie y no como en España que siempre hay alguien que esta dando la nota y cuando pasas a su lado te esta dando la brasa.
Llegamos al museo y estaba cerrado, nos extraño muchísimos por que el museo lo habrían a las 9:30 y eran ya las 9:40. Miramos el horario de las taquillas por si acaso habría a las 10 y vimos que los lunes cerraban el museo por descanso. Era la primera vez que desde que estábamos en Japón nos encontrábamos algo cerrado por este motivo. Estuvimos rápidos pensando y enseguida cambiamos los planes de lo que íbamos hacer este día por otro y viceversa. Como estaba cerrado, nos fuimos para el mercado de Ameyayokocho pasando por una zona del parque donde había muchos vagabundos. Este es un detalle por el que no debéis preocuparos ya que incluso los vagabundos son más tranquilos y respetuosos que la gente de otros países. Además ningún vagabundo de Japón pide limosna a nadie por que es una ofensa para ellos, prefieren ganárselo por su cuenta vendiendo: cartones, chatarra, hacen figuritas con latas y las vende, etc. Los vagabundos nunca piden limosna, pero a los que si hemos visto pedirla es a los monjes cerca de los templos.
Ueno fue el primer parque de Tokio y es uno de los principales focos culturales de la ciudad. En primavera, sus más de mil cerezos le dan un color único.
Dentro del parque nos podemos encontrar, además del museo Nacional de Tokio y vagabundos, el Museo Oriental, el Museo Nacional de Ciencias, el Museo Shitamachi, el Museo Nacional de Arte Occidental y la Galería Metropolitana de Arte de Tokio. Además de museos también hay un zoo (el primero en abrir en Japón) y el santuario Toshogu que se construyó en 1627 y es uno de los principales edificios que se conservan desde los tiempos de Edo.
Salimos del parque y volvimos otra vez a la estación de Ueno, pero sin entrar en ella, ya que al llegar nos desviamos de dirección y nos fuimos hacia el mercado de Ameyayokocho, que estaba a 5 minutos.
























Llegamos al mercado, más conocido por el mercado Ameyoko y que es realmente una calle comercial llena de tiendas, y vimos que estaban empezando de abrir; llegamos a las 10:00 y a esa hora los comercios empiezan abrir sus tiendas.

Empezamos viendo un edificio pequeño de unas 3 plantas de tecnología como : ordenadores, televisiones, consolas, móviles, etc. Nosotros fuimos directos a la tercera planta donde estaba la música y los videojuegos.
Mirando por las estanterías vimos que acababan de poner a la venta el Dragon Quest 9 cuando en España iban todavía por el 5. También vimos 3 juegos del profesor Layton cuando en España tan solo había uno ese verano, en septiembre de ese mismo año sacaron el segundo juego ya en España. Mola ver que salen juegos aquí en España de novedad cuando tu los has visto ya hace mucho en Japón, jajaja.
Vendían unos cascos para escuchar música personalizados de Dragon Ball, Naruto y Evangelion muyyy chulos, pero a la vez muy caros (2100 yenes). Sergio no se compró ninguno por que en temas de cascos es muy torpe y le hubiera durado un suspiro.
Dentro de la misma planta del edificio vimos maquinas recreativas para peques y maquinas de bolas donde contienen un regalo.
Salimos del edificio y entramos en una tienda muyyy pequeña que estaba justo al lado, y donde había toda clase de cosas de Hello Kitty: relojes, monederos, mochilas, muñecas, etc. A Miriam le encantó la tienda pero era carísima y salimos sin comprar nada.
Al salir de la tienda y a empezar a andar por calle nos fijamos que no había ni un alma, nos imaginábamos que era por la hora ya que éramos los únicos que íbamos por las tiendas.
Llegamos a un punto donde estaba la mascota de Ameyayokocho, y a partir de hay había una bifurcación con 2 caminos, nos decidimos ir por el izquierdo y volver por el derecho.












Entramos en un callejón sin salida y llena de tiendas de ropa y maletas; estuvimos mirando las maletas, que estaban bastante bien de precio, para que nos cabieran más cosas a nuestra vuelta a España, pero al final decidimos comprar una mochila grande mejor que una maleta.
Mientras paseábamos por el mercado vimos que había tiendas (parecidas a la de las pelis de chinos) donde tenían fuera una especie de bichos raros, gusanos o algo parecido para comer y los dependientes te lo ofrecían para que lo probases ¡AAAA que asco!, les dijimos a todos que no, no sabíamos si eran bichos o no, pero mejor no comprobarlo.
Al llegar al final de la calle nos volvimos por la otra que había más tienda y donde nos volvía a llevar al principio del mercado.
En esta calle vimos más tiendas de ropa, comida, restaurantes y unos recreativos Sega; en una de las tiendas vendían camisetas de fútbol de equipos europeos como : el Real Madrid, Mamchester United, Milan, etc; Sergio quería entrar para echar un vistazo, pero Miriam no le hacía mucha gracia y se quedó con las ganas.
Salimos del mercado a eso de las 11:00 y nos fuimos a la estación de Ueno. Mientras esperábamos el semáforo para cruzar a la estación, nos llamó la atención un restaurante de ramen que había justo al lado y donde te vendían el ramen por tan solo 400 yenes el más barato y 800 el más caro; después de verlo ya sabíamos que íbamos a comer el día que fuésemos a ver el museo, jajaja. En ese momento no nos comimos un ramen por lo pronto que era y nos podía sentar mal, pero si que teníamos ganas de probar uno. Lo curioso de la tienda era que fuera había una maqueta de un bool. enorme con 2 palillos que subían y bajaban cogiendo algo como si fuese ramen.
Al lado del restaurante había una tienda de mochilas y maletas bastante interesante, nos acercamos para ver los precios en el escaparate y estaba barato, pero decidimos comprar alguna el día del museo.
Nos fuimos a la estación de Ueno a coger la Yamanote Line hasta la estación de Shimbashi.
Una vez llegamos a Shimbashi (11:30) no sabíamos por que salida había que ir para llegar a el jardín Hamarikyu Teien. Dimos vuelta buscando y mirando los planos para a ver si nos orientábamos. Lo único que estábamos seguros es que estábamos al lado de Ginza, por que ademas de coger allí la Ginza line, había una salida donde te ponía que por allí se iba a Ginza y en los mapas informativos te ponía que Ginza estaba a una o 2 manzanas.
Lo echamos a suerte y salimos por una de las salidas y nos fuimos a la aventura en busca de los jardines sin saber por donde ir.
Íbamos sin rumbo por la calle, pasamos por un túnel por debajo de las vías del tren algo siniestro, lleno de graffitis, sucio y olía mal. Mientras pasábamos por el túnel parecía que estábamos en otro país en vez de Japón.
Como no sabíamos por donde seguir, preguntamos a un japonés por los jardines y el muy amablemente nos lo indicó. Dimos media vuelta, pero esta vez pasando por otro sitio en vez del túnel, y fuimos hacía Hamarikyu Teien.
Hicimos una pequeña parada en un Lawson para comprar provisiones: unos sándwiches, una coca cola y agua. Salimos del combini y nos lo comimos sentados en la entrada de la tienda para coger fuerzas.
Aunque los jardines estaban cerca, estuvimos callejeando un buen rato y el calor que hacía ese día no acompañaba mucho. Miriam se cabreó con Sergio por hacerla andar sin rumbó, y que cada 2 por 3 nos perdíamos; este no era nuestro día.

Subimos un puente para cruzar una carretera y así tener mejor perspectiva de la zona. Una vez arriba vimos un trozo de jardín, Que estaría a unos 5 minutos de donde estábamos ¡POR FIN. Antes de bajar el puente, vimos un enorme muñeco hinchable rosa encima de un edificio, creemos que había una pequeña feria allí por que se oía muchas voces de niños.












Antes de entrar a los jardines intentamos averiguar por donde estaba la torre de Tokio y si se podía ver desde donde estábamos, pero no lo logramos.
Los jardines están justo al lado del mercado de pescado, a la orilla de la bahía de Tokio. Se dice que antiguamente eran los jardines de una casa de verano de la familia Tokugawa y más tarde los jardines de recreo del emperador Meiji, que podía ir en barco hasta Hamarikyu por canales desde el palacio en el centro de Tokio. Esos canales se han perdido al crecer el centro de Tokio, pero el jardín Hamarikyu dejó de ser propiedad privada y pasó a ser un jardín público.
Sobre las 12:15 entramos por una de las 2 o 3 entradas que tiene el jardín (300 yenes) y fuimos directos al baño. Dentro de los baños no había bichos, si no mutantes; eran enormes y tenían ganas de dejarnos secos. A Miriam no sabemos que clase de bicho le pico, pero durante los días que estuvimos en Japón no le salió una picadura, sino que le salió una pelota, era enorme y le picaba bastante. En el momento que le picó, sintió un pinchazo muy fuerte en el gemelo izquierdo.
Pasemos por el jardín muy a gusto y tranquilos, era una maravilla pasear y disfrutar con tu pareja en un sitio así, y si además si le sumamos que no había nadie en el jardín a esa hora, muchísimo mejor.
Estábamos rodeados de vegetación, árboles preciosos, patos, muchos caminos para perderse, varios puentes para cruzar el lago, etc. También había una isla en el centro del lago con una casa del té preciosa.
Justo en una de las entradas al jardín, esta el pino mas antiguo de todos los que había (300 años) y dice la leyenda que lo plantó el Shogun lenobu en persona.
Seguimos paseando, orientándonos un poco por el mapa que nos dieron en la taquilla del jardín, y llegamos a dar con uno de los canales de la bahía lleno de barcos de todo tipo atracados en su puerto.













A Sergio le chocaba un poco ver el contraste de estar dentro del jardín lleno de vegetación y árboles con tanta paz y mirar al exterior del parque y ver edificios muy altos. Algunos japoneses que trabajan en las oficinas de los edificios que hay al lado del jardín se bajan al él en su tiempo libre y se van a descansar allí, a relajarse y a tumbarse un poco debajo de alguna sombra.

Aprovechamos de que estábamos observando los edificios de fuera para ver si veíamos desde allí la torre de Tokio, y en uno de los puntos elevados del jardín, vimos la punta de la torre de Tokio, y ya supimos que dirección teníamos que coger para llegar allí después de ver el jardín.
Pasamos por una zona donde había muchas flores de colores, en un lado todas amarillas y justo al lado todas rojas, eran muy bonitas. En primavera tiene que ser precioso.
Vimos un gato de color blanco y negro sentado mirándonos fijamente, nos acercamos un poco a el para hacerle una foto y ni se inmutó (lo normal que se hubiese ido corriendo), daba miedo la forma de mirarnos.

Sobre las 13:15 salimos por otra salida del jardín y preguntamos a la taquillera por donde se iba a la Tokio Tower, y ella muy amablemente nos lo indicó.
Empezaba apretar el hambre y el calor, estuvimos callejeando más de media hora hasta la torre de Tokio. Mientras andábamos veíamos la torre a lo lejos, pero parecía que nunca íbamos a llegar nunca. Parecía que estábamos en un desierto viendo un oasis al que nunca llegas.
Llegamos a una calle grande donde había un cartel indicándote la línea de JR más cercana, la Hamamatsu JR; decidimos cogerla después de haber visto la torre de Tokio.
Casi llegando a la torre, el calor y el hambre nos afectó un poco el estado de ánimos, ya que nos mosqueamos el uno con el otro. Uno por hacerle caminar tanto durante todo el día pudiendo haber cogido transportes que nos dejasen cerca de los sitios que íbamos a ver, y el otro por que ese día no estaba inspirado y nos perdíamos cada 2 por 3 por las calles de Tokio con el calor y el cansancio que llevábamos ese día.
Pasamos al lado del templo Zojo-ji, pero lo hicimos de pasada y tan solo lo vimos desde fuera, queríamos ya llegar cuanto antes a la torre.
El diseño de la torre de Tokio esta inspirado en la famosa torre Eiffiel de París. Esta pintado pintada en blanco y rojo de acuerdo a las regulaciones de aviación. Su construcción fue terminada en Octubre de 1958 y fue abierta al público el 7 de Diciembre del mismo año.
La torre mide 332,6 metros de altura, 8,6 más que la torre Eiffiel, con lo que es la torre de metal más alta del mundo, pero menos conocida que la francesa. Como dijimos antes, tiene 2 miradores, el 1º de 150m y el 2º de 250m.
La torre también tiene: un museo de cera, tiendas, restaurantes, un acuario con 50.000 pescados integrados por 800 especies, etc.
Por fin llegamos a la Tokio Tower (14:00); nos llamó la atención que habían hecho al lado de la entrada a la torre un pasillo con chorros de agua para refrescarte mientras lo cruzas.












Al ir a pagar a la taquilla de la torre vimos que había 2 precios: el 1º mirador que había en la mitad de la torre (820 yenes) y el 2º mirador que estaba arriba del todo de la torre (600 yenes más). A nosotros nos daba igual verlo desde la mitad que desde arriba del todo, la diferencia que lo íbamos a ver Tokio y sus alrededores desde más altura, así que cogimos el 1º mirador y pagamos tan solo 820 yenes.
Nada más entrar a la torre nos encontramos a un tío vestido de Pokemon y a otro de la mascota de la torre. Nos sabíamos si veían algo metidos en el disfraz, pero andaban muy raro, como si estuvieran desorientados, jajaja.
Cogimos el ascensor que te subía al 1º mirador y nada mas llegar, había otro para subir al 2º mirador.
Estuvimos mirando Tokio desde las alturas, pero después de haber estado el día anterior en el mirador del Tocho (ayuntamiento de Tokio) no nos sorprendió tanto, aunque tampoco estuvo mal. Ademas desde alli arriba se podia ver perfectamente la isla de Odaiba y su Fuji TV.
Dentro del mirador había una zona donde el suelo era totalmente transparente y podías ver la altura desde allí arriba mirando hacia abajo. A Sergio le molo la sensación de ponerse en esa parte del suelo, mirar para abajo y parecer estar volando, a Miriam no le molo la idea de ponerse allí y mirar hacía abajo, me imagino a ninguno que tenga vértigo le mole ver eso.
Se nos acerco un hombre de color y nos preguntó algo en ingles que no entendíamos; al ver que poníamos cara de no entender nada, nos preguntó que si sabíamos ingles y le dijimos en ingles no que sabíamos. Se fue un poco mosca al preguntarnos eso y nosotros responderle en ingles que no sabíamos ingles, y es que en realidad no entendíamos lo que nos decía en ingles.
Antes de coger el ascensor para irnos, compramos la moneda de la torre de Tokio, aunque al final por un error acabamos comprando 2, menos mal que eran diferentes.
Al ir a coger el ascensor, la japonesa no nos dejaba bajar por el y nos decía que por las escaleras, a 2 turistas que venían detrás nuestra les dijo lo mismo, pero justo al coger las escaleras vimos que a un grupo de japoneses si les dejó bajar por el ascensor...Menos mal que en la siguiente planta había otro ascensor donde si nos dejaban bajar.
Salimos por la segunda planta del edificio en vez de bajar hasta abajo ya que había zona de tiendas y queríamos echar un vistazo.
Nada más salir del ascensor nos encontramos un parque infantil con un castillo hinchable y un montón de niños japoneses correteando por todos lados.
Dimos un paseo viendo tiendas y acabamos comprando alguna cosilla en una tienda con una viejecita muy maja, nos recordaba a las viejecitas graciosas que salen en los anime. Acabamos pronto de ver tiendas y nos sentamos en un banco muy largo donde había mucha gente sentada. Estuvimos 15 minutos para descansar las piernas y coger fuerzas para lo que nos quedaba de día. Bajamos a la planta baja y estuvimos buscando a los tíos que iban disfrazados de Pikachu y mascota de torre de Tokio para hacerles una foto, pero ya no estaban por ningún lado. Lo que si vimos fue el Acuario que había en la planta baja pero lo vimos bastante caro para ver peces. Salimos del edificio y para ir fresquitos, nos refrescamos por el pasillo de chorros de agua que había fuera.
Llegamos a la calle principal, para ir a la estación JR de Hamamatsu; mientras paseábamos pasamos al lado de un restaurante español llamado, miramos dentro y en la barra había una dependienta japonesa, nos llevamos una pequeña desilusión por que queríamos entrar y ver algún español atendiéndote y comer algo mientras hablas con el de cosas de España, de como le va la vida allí, etc.; así que no entramos y seguimos hacia la estación.
Un poquito más adelante del restaurante vimos un restaurante chino, era la primera vez que veíamos uno desde que llegamos a Japón; nos acercamos por curiosidad a ver el escaparate para ver los platos que había a ver si eran los mismos que en España y eran casi todos los mismos: arroz tres delicias, rollito de primavera, tallarines, etc.
Llegamos a la estación de Hamamatsu sobre las 15:45 para coger la Yamanote Line, pero aquí tenemos un pequeño lapsus y no nos acordamos de nada de nada, de nada de donde fuimos y donde comimos.
Nos acordamos a partir desde que llegamos a la estación de Ikebukuro (17:30) y salimos por la east exit (salida este). Una vez fuera nos volvimos a liar con el mapa y no sabíamos por donde ir para llegar al edificio del Sunshine 60.





















Volvimos a ir a la aventura y de los 2 caminos posibles que creíamos que había que ir, cogimos uno y andamos to la calle principal para alante. Después de estar andando 5 minutos y no encontrar nada de nada preguntamos a un guardia que había en la calle por el Shunshine 60, el nos dijo que debíamos de volvernos otra vez para atrás y coger otra calle; era la otra opción que teníamos antes de coger esa calle.
La calle estaba plagada de gente (más de lo que vimos en Akihabara), no se podía ni andar. Entre la gente nos encontramos a un japonés bastante chalaete donde no para de dar gritos y montar escándalo, nos llamó mucho la atención por que los japoneses no suelen gritar por la calle ni montar escándalos.
Llegamos a la calle donde nos dijo el guardia y en seguida vimos tanto el edificio del Sunshine 60, como el del Toyota Amlux al que también queríamos ver.
Pasamos por debajo de un puente (encima pasaba una carretera) y vimos una calle llena de tiendas interesante y con mucha gente, decidimos que después de ver los 2 edificios iríamos a echar un vistazo a esa calle.
El Sunshine 60 es un edificio de 60 pisos de alto que esta situado junto al complejo Sunshine City y ya tiene más de 30 años, así que es uno de los rascacielos más antiguos de la ciudad. Mide 786 metro de altura y en su momento y hasta 1985 fue el más alto de esta parte de Asia y el más alto de Tokio y de todo Japón hasta 1991.
El edificio se alza sobre el terreno que ocupara la prisión Sugamo, famosa por albergar a los criminales de guerra japoneses durante la ocupación estadounidense al final de la segunda guerra mundial y por ser el lugar de su ejecución. Se dice que por eso, la zona esta encantada y con fantasmas. ¿Será cierto? Nosotros no vimos nada extraño…
El Sunshine 60 es de usos múltiples porque tiene de todo, además de fantasmas tiene: Oficinas, correo, bancos, tiendas, un spa, restaurantes, etc.
Sobre las 18:00 entramos al edificio y buscamos de entre sus 40 ascensores el único que te lleva al mirador, preguntamos a un segurata que había sentado en una mesa y nos dijo que se cogía en el Lobby, así que fuimos para allá.
Al llegar al ascensor pagamos a una japonesa 620 yenes para poder subir al mirador, una vez dentro del ascensor subimos a unos 600 metro por minutos hasta arriba del todo, dicen que es el ascensor más rápido del mundo.
Una vez arriba vimos unas vistas preciosas de Tokio, empezaba a descender el sol y daba un paisaje muy bonito del atardecer. No había prácticamente nadie en el mirador y se podía pasear tranquilamente viendo las vistas sin el agobio de la gente.
Había una exposición sobre la nueva película de Naruto por todo el mirador con postes y muñecos en tamaño real bastante currados.
Cogimos una especie de cartilla donde tenías que poner los 6 sellos de Naruto que había repartidos por todo el observador, nos lo pasamos muy bien buscándolos, pero tan solo pudimos encontrar 4. Por más que buscamos no los encontramos ¿Donde estarían los otros 2? Será cosas de fantasmas…jajaja.
Pasamos por un puesto que te vendían merchandising exclusivos de Naruto donde tenías de todo: camisetas, postes, bolígrafos, tazones, etc. Miriam se quería comprar la camiseta que lleva Naruto (la naranja butano), pero estábamos dudosos si era talla pequeña o grande, estábamos seguros de que era la talla pequeña, pero ante la duda…no la compramos. Lo que si fuimos a comprar fue la típica moneda de la torre.
Bajamos por el ascensor y al llegar a la planta baja nos perdimos por dentro del edificio, pasábamos por un montón de tiendas y no encontrábamos la salida, al final preguntamos a un segurata del edificio y nos la indicó.
Entramos al salón del automóvil Toyota Amlux que estaba justo al lado del Sunshine 60 y donde se exhiben más de 70 automóviles. Después de estar 5 minutos allí vimos que estaban empezando a avisar que estaban apunto de cerrar, no nos dimos cuenta que eran las 18:50 y el Toyota Amlux cierra sus puertas a las 19:00. Así que tuvimos que ver los coches a toda prisa y hacer fotos como locos. Por lo menos pudimos montarnos en alguno y ver que se siente al estar dentro de un autentico coche japonés, con el volante a la derecha. Nos encantaron los automóviles familiares, donde podía caber un equipo de fútbol entero. Lo malo es que no pudimos probar los 2 simuladores de coches por que los apagaron cuando dijeron que iban a cerrar a las 18:50.
Salimos del Toyota a las 19:05 y nos fuimos al Animate que estaba al lado.
Nos gustó mucho este Animate, tenía 7 plantas que en canda una tenían algo referente al anime, manga y videojuegos, como por ejemplo: una planta exclusica de música, otra de animes para chicos, otra de amines para chicas, merchandising, dvds, etc.
En una de las plantas estaba llena de muñecos y figuritas. Sergio se quedó fascinado por unas figuras de colección del Final Fantasy VII, pero salían muy caras y se quedó con las ganas.
Fuimos a dar a una planta llena de cds y dvd de música, Miriam siguió buscando la banda sonora de Inuyasha, pero sin éxito. Buscamos algún CD de la Kumi Koda y por increíble que parezca no vimos ninguno. Lo que le llamó la atención a Sergio fue una banda sonora de coleccionista con 2 cds y dvd de la serie Bleach bastante interesante; se lo pensó tanto en comprárselo que subimos y bajamos 2 o 3 veces del Animate hasta que se decidió a comprárselo.

Compramos un manga warillo (compra obligada en Japón) y al ir a pagar a caja el dependiente pidió a Sergio el pasaporte, nos quedamos con cara de no saber si realmente habíamos oído bien, pero nos quedamos un poco locos así que el japonés al ver nuestras caras se lo volvió a pedir, sacó el pasaporte y se lo enseño, le miro la fecha de nacimiento y al ver que era mayor de edad nos vendió el manga. Fuimos la atracción del momento, por que mientras le pedía el pasaporte la gente se quedaba mirándonos, jajaja.
Salimos del Animate a eso de las 19:40 y nos fuimos a la calle de tiendas que vimos al lado del Sunshine 60. La calle estaba muyy animada, sobre todo de jóvenes por todos lados. No era muy grande, pero había de todo: cines, un centro comercial, restaurantes, recreativos Sega, etc. Pero lo mejor fue la tienda oficial de Hello Kitty, era pequeña pero intensa. Tenía 2 plantas, en la de abajo había: relojes, cubiertos, anillos, camisetas, billeteras, mini dvds, etc. Y en la de arriba estaba más enfocado a los niños más pequeños de la casa y a los bebes. Miriam no se resistió a la tentación y compró un par de cosas de la tienda: una billetera y un espejo de mano.


























Salimos de la tienda de Hello Kitty sobre las 20:20 y nos fuimos ya hacía la estación de Ikebukuro. El trayecto hacía la estación fue duro por que pillamos hora punta en la calle y no nos podíamos casi ni mover de la gente q había.
Llegamos a las 21:00 a la estación de Nippori y al bajar las escaleras mecánicas para salir de la estación, vimos un puesto ambulante de Takoyaki (bolas de pulpo), y como no sabíamos que cenar ese día, ya teníamos la solución.
Por cierto, mirando el otro día por Internet averiguamos más sobre los riquísimos Takoyaki, y es que sus principales ingredientes son la harina de trigo, trocitos de pulpo, cebolla verde y jengibre. Se asan en general en planchas con pequeños huecos semi-esféricos y se sirven con salsa de takoyaki o incluso con mayonesa.
Subimos a la habitación del hotel y enseguida Miriam bajo para la ducha mientras Sergio preparaba todo para el día siguiente.
Cuando Miriam subió a la habitación, Sergio bajo a comprar el desayuno y algo de beber en el Lawson que había cerca del hotel, para después se pasarse por el puesto ambulante a comprar Takoyaki.
Estuvimos cenando las bolas de pulpo tumbado en los sillones de la habitación y con el aire acondicionado a to pastilla tan ricamente, mientras Miriam hablaba con su madre por el Skype.
Una vez cenamos, Sergio se bajó a ducharse y a relajarse en el Osen sus 10 minutitos diarios, jajaja. Nos fuimos a la cama pronto (23:00) por que al día siguiente había que madrugar mucho para irnos al parque natural de Nikko, pero esto es otra película que ya os contaremos. CONTINUARA…

1 comentario:

Gus dijo...

ampoco es tanta paliza de dia, aunque claro...tambien depende de lo que callejearais.

Teniais que haber subido a lo mas alto de la torre, hay mucha diferencia entre las vistas


http://picasaweb.google.es/DIMENSIONJAPON3/DOSSUSHISENJAPONDia09PalacioImperialRoppongiHillsTorreDeTokyoYGinza?authkey=dU59rZEgQwU#5130655229989493394



En Ikebukuro mas alla del Animate hay mas tiendas bastante interesantes, como yo digo, es el Akiba de las tias.

El bicho hinchable ese le vi desde el Yurikamome, sale en el siguiente video.

Saludos